Bolonia – la grande scoperta

Dicen que uno siempre vuelve a los lugares donde fue feliz. Y esto es lo que me pasa a mí con mi Italia, que en cada visita es una gran sorpresa y siempre consigue que me lleve un dulce sabor de boca. Así que aquí estoy de nuevo embarcada en una aventura por ella para dejarme sorprender por todo lo que tenga que enseñarme.

Y esta vez la primera parada es en Bolonia, capital de la región Emiliana-Romaña. Ha resultado una gran sorpresa, no sólo por esas callejuelas de soportales infinitos que no me cansaría nunca de atravesar sino también por el espíritu animado y abierto que reina en la ciudad.

Nos recibe un día nublado en la bella Bolonia pero eso no nos frena para empezar la gimkana en busca de los 7 secretos de esta ciudad. Vaaaale, confieso! Solo hemos alcanzado a descubrir 4 de ellos pero ha sido porque los que faltaban no nos han motivado como para buscarlos y nos hemos quedado con los más interesantes. Os cuento uno por uno:

– En primer lugar hemos ido en busca de la Finestrella. Bolonia cuenta con varios canales de agua subterránea por los que se transportaban mercancías, que fueron soterrados debido a las reformas urbanísticas de la ciudad. Solo sobrevivió el Canale delle Molline y se puede contemplar a través de una abertura en el muro.
– Buscamos la fuente de Neptuno y descubrimos algunas de las vistas más bonitas de esta ciudad. Pero centrémonos en lo que nos ocupa: Neptuno y sus atributos. En su primera versión la estatua poseía unos atributos excesivos a ojos de la Iglesia. Giambologna, su escultor, fue obligado a extirpar parte de la virilidad pero lo hizo con picardía para ocultarlos en una baldosa de la plaza, desde la cual se contempla una vista algo distinta de dichos atributos.
– Muy cerca encontramos el arco de los susurros, bajo los arcos del Palazzo Podestá. En ellos se encuentra la estatua de San Petronio, patrón de la ciudad, debajo de la cual el techo abovedado hace que tu voz se oiga perfectamente al otro lado del pórtico. De esta forma, los curas de la época podían confesar a los leprosos sin temor a contagiarse.

– Y por último, nos dirigimos a Vía Independenza, una de las arterias del centro histórico, para encontrar un fresco en la Casa Stagni donde una inscripción nos recuerda que antaño el cannabis no sólo fue una sustancia permitida en Bolonia sino una fuente de gran riqueza para la agricultura local.
Basta de secretos porque ahora nos dirigimos a una atracción que jamás podría pasar desapercibida puesto que las dos torres, o lo que es lo mismo, Garisenda y Asinelli, reclaman protagonismo desde prácticamente todos los puntos de la ciudad. No es para menos teniendo en cuenta que Asinelli es la torre medieval más alta del mundo con sus más de 97 metros. Es un espectáculo contemplarlas, incluso aunque la inclinación de Garisenda nos haga temblar por nuestra integridad.
Ahora de vamos a Piazza Maggiore, donde se encuentra la estatua de Neptuno que os contaba antes.
Esta plaza es uno de los principales atractivos de Bolonia. Tan amplia, tan bonita, con tanta vida, de colores cálidos y plagada de palacios. Me ha conseguido enamorar, junto con todo el centro histórico de Bolonia, tanto de día como de noche.


Y rematamos el día intenso de hoy acercándonos al barrio de Pratello. Un barrio mágico al que acercarse cuando cae el sol para picar algo y beber una cerveza artesanal en alguno de los montones de bares que hay en él. Nosotras hemos cenado en Zapap, un local que es imposible que sea más auténtico y una pizza que quitaba el sentido.
Para terminar, por no extenderme mucho más, quiero dedicarle un pequeño homenaje a una estrella. Este pequeño rincón de Bolonia, con las letras de la canción de Cesare Cremonini, tan mágico como todos los momentos que me ha dado con su maestria. Va por ti, Black Mamba.