A escasos 40 kilómetros de Milán, un lugar paradisíaco entre montañas en el que poder aplacar el calor asfixiante y húmedo de Milán. El Lago Como es un auténtico placer para los sentidos en el que he pasado un día relajado y muy diferente a la ruta turística de ayer.
Una parada por el camino a coger una piadina de mozarella y crudo para llegar a Como y poder disfrutar del día sin tener que preocuparme de dónde comer. A modo de curiosidad, un poquito de marujeo nunca viene mal, George Clooney tiene una casa allí aunque en un lugar completamente apartado para garantizar su privacidad (de hecho, sólo se puede llegar en barco). Y algo de cine, que tampoco está de más, allí se rodó la boda secreta de Anakin Skywalker y Padme Amidala (Star Wars Episodio II: El ataque de los clones).
A la llegada a Como, una vista impresionante me recibe.
El agua del lago, debido a su tamaño y profundidad, suele estar fría y por tanto los baños se hacen menos frecuentes de lo deseable. Por ello, en Como hay varios «clubs» con piscina para poder bañarte con vistas al lago. Son lugares realmente encantadores donde poder darte un baño, tomar un Aperol Spritz para reponer líquidos y disfrutar de esta magnífica vista.
Terminamos el día cenando en Rho, un pueblo a las afueras de Milán, en el restaurante Visconti. He probado una parrillada de verduras con queso templado y una deliciosa pizza milanesa, como manda la tradición.
Me despido de Milán con esa sensación de no saber clasificarla: grises y claros, belleza y suciedad…pero agradecida del acogimiento de la gente (a pesar de que dicen que Lombardía es más fría que el resto de Italia) y de algunas de las imágenes que me llevo en la retina. Mañana cambiamos de destino y emprendemos viaje rumbo a Florencia, allí os espero!