
No podía esperar hasta la gran aventura para escapar de la ciudad, la rutina e incluso de mis propios pensamientos. No hay un lugar mejor que el mar para hacerlo y en esta ocasión, como en años anteriores, he elegido Alicante, Santa Pola, Gran Alacant.
Un lugar muy turístico pero a la vez plagado de naturaleza salvaje, con dunas que desembocan en playas de arena fina y éstas que abren paso al mar Mediterráneo, de aguas cálidas y transparentes. Es muy fácil estar bañándote y ver bancadas enteras de peces rodeándote, si te has llevado el aperitivo a la playa incluso puedes probar a darles de comer, es una sensación increíble.

Para los amantes del nudismo, que queráis ir con perro, o simplemente los que queráis disfrutar de la playa de la forma más natural, os recomiendo la zona libre de la playa de Carabassi. Suele estar más tranquila y es aún más salvaje, con una zona de rocas de lo más encantador para unas fotos al atardecer. Allí podréis encontrar la preciada azucena del desierto, la simplicidad unida a la belleza hecha flor y que yo no he logrado ver en ningún otro sitio.

No puedo hablar de Gran Alacant sin un par de recomendaciones gastronómicas. No dejéis de pasar por Tuttis, un restaurante fusión mediterráneo, para degustar alguno de sus platos y tomaros un Latino, si es posible a mi salud :-). Si tenéis ganas de daros un paseo, podéis acercaros a Santa Pola y probar uno de los riquísimos helados de Luis Baldo, hay infinidad de sabores de lo más curioso (helado de nubes, de Ferrero Rocher, de galletas María, de brownie…). Se convertirá en la escapada veraniega perfecta!

Dedicado a mi gran a amigo Víctor.